La autoeficacia es definida por Albert Bandura (1977) como las creencias en las capacidades propias para organizar y ejecutar acciones requeridas para manejar las posibles situaciones como resultado de autoevaluaciones del individuo sobre lo que se cree capaz de hacer.
Las creencias de autoeficacia son elementos cognitivos que median entre el conocimiento y la acción, influyendo en el éxito de las propias acciones.
Las creencias de eficacia no determinan la conducta por sí solas, sino que se requieren conocimientos, habilidades y los recursos materiales necesarios para ejecutarla. (Bandura, 1977; Villamarin1994). Sin embargo, Bandura (1987) asegura que una persona puede tener las destrezas necesarias para desempeñar una actividad y autorregular su comportamiento pero si cree que no es capaz de aplicar las destrezas exitosamente, entonces probablemente, no llevará a cabo el proceso de autorregulación, por tanto un individuo que no se cree con destrezas para ejecutar acciones no las aplicará y por consiguiente no desarrollará un proceso autorregulador dirigido al desempeño.
A partir de estos conceptos, la autoeficacia de desempeño laboral podría definirse como las creencias en las capacidades propias para organizar y ejecutar acciones requeridas para desempeñar mi trabajo a partir de las autoevaluaciones que realiza el individuo de lo que es capaz de hacer y estas creencias mediarán el éxito de mis acciones.
Por tanto, las creencias en las capacidades para organizar y ejecutar las actividades laborales, son un indicador importante de éxito laboral junto con las habilidades y los recursos materiales necesarios, así como con las destrezas necesarias para autorregular el comportamiento en función de la actividad laboral.
La autoeficacia no constituye una variable general que caracterice a un individuo de manera estable, sino que son cogniciones específicas relacionadas con lo que creemos que somos capaces de hacer en diferentes ámbitos y ante diversas situaciones de la vida.
Estas cogniciones son modificables y pueden reelaborarse. Su formación es resultado del procesamiento y la integración de la información procedente de diferentes orígenes como los logros obtenidos en nuestra historia de vida, la observación del comportamiento ajeno, la persuasión verbal y la autopercepción del estado fisiológico del organismo.
El proceso de autoeficacia implica:
- Elección de conductas
- Interpretación de los resultados de esas acciones.
- Desarrollo de creencias sobre la capacidad personal de llevar acabo conductas en contextos similares.
El Modelo de autoeficacia propuesto por Bandura (1994), postula que para realizar una conducta saludable no es suficiente aprender lo que se debe hacer para ejecutarla sino enseñar habilidades que fomenten la autoeficacia como habilidades de autorregulación para ejercer control sobre sí mismos y sobre otros en la práctica de comportamientos saludables.
Siguiendo este postulado, para ser autoeficaz en el desempeño laboral los individuos deben tener los conocimientos y habilidades para desarrollar su trabajo y creerse capaz de desplegarlos en función de las acciones, así como poseer habilidades de autorregulación para ejercer control sobre sí mismo, otros y el entorno en la ejecución de las actividades requeridas.
Las habilidades de autorregulación fomentan la autoeficacia e incluyen manejo de automotivación, auto creencias y autoguias (Bandura, 1977).
Bandura plantea que para lograr un cambio de comportamiento deben modificarse cuatro variables dirigidas a transformar cada uno de los tres componentes determinantes de acción propuesto por la teoría Cognitivo-Social: